Resumen
La serie de artículos que comienzas a leer va dirigida a quienes en este momento, buscan la mejor manera de resguardar el dinero que tienen ahorrado pero que a la vez tienen en cuenta que los efectos de una crisis económica que conlleva inflación y devaluación del peso, puedan consumirlo. Si no eres una de estas personas, no tiene caso que continúes leyendo.
Introducción
Ahora, más que nunca, quienes tenemos la posibilidad del ahorro y tradicionalmente hemos invertido nuestro patrimonio en instrumentos de bajo riesgo que ofrece la banca comercial e incluso tenemos integrada una cartera de inversión con un perfil conservador, podemos notar que los rendimientos en términos reales son muy bajos y apenas compensan el efecto de la inflación.
Es obvio que todo instrumento financiero, en la medida que ofrezca mayores posibilidades de rendimiento, representará un riesgo mayor, sin embargo, existen modelos de inversión fuera de los instrumentos financieros tradicionales, que representan un bajo riesgo y atractivas ganancias.
Nadie quiere poner en riesgo su patrimonio y menos aún con el panorama económico tan incierto que nos deja esta pandemia, es por esto que la decisión del destino de nuestros ahorros aunque debemos pensarla muy bien, no podemos posponerla.
La información que te dará esta serie de artículos será directa y clara y te permitirá tomar decisiones rápidas, que quizá te hagan salir de lo convencional, pero que pueden representar la gran oportunidad de proteger tu patrimonio e incluso podrás multiplicarlo en un mediano plazo, aun en tiempos de crisis.
Un breve recorrido por la historia de las crisis económicas
No es la primera vez que en el mundo se enfrentan situaciones económicas difíciles. Hablando de los tiempos contemporáneos y ya en el siglo XX, la muy citada gran depresión de 1929, determinó cambios en la toma de decisiones económicas por parte de los gobiernos y por ende en la dinámica industrial y en las relaciones comerciales.
Poco tiempo después, vino la 2ª Guerra Mundial con lamentables pérdidas de vidas y efectos destructivos en distintos ámbitos, un nuevo orden económico mundial y claro, la apertura de oportunidades de desarrollo y crecimiento económico para determinados países y regiones. Surgen nuevas industrias para satisfacer las necesidades de la población en crecimiento, se hacen más sofisticadas las operaciones financieras, se consolida el patrón dólar en la economía mundial y la globalización se vuelve indispensable para la sobrevivencia de los grandes corporativos, dándose incluso, importantes fusiones en industrias similares y teniendo un crecimiento vertiginoso las telecomunicaciones y en general todo lo relacionado con la alta tecnología.
El Siglo XX se cierra con avances nunca antes vistos en todos los ámbitos de la tecnología pero que a la vez no pudieron ser el paracaídas de crisis económicas subsecuentes. Apenas iniciado el Siglo XXI, los atentados en los EEUU significaron efectos negativos en la industria aérea internacional, dispositivos de seguridad muy estrictos para el ingreso de personas y mercancías a los países que a la vez, reflejaron cambios en la dinámica comercial y de negocios del mundo.
Para 2008, también en los EEUU surge una crisis inmobiliaria sin precedentes, afectando a todo el sector financiero de este país y después con alcances globales. Europa fue de las regiones más afectadas. Entre todas estas fechas tan marcadas, no se pueden hacer a un lado, los distintos sobresaltos en los mercados petroleros y las guerras y conflictos más focalizados que surgen por intereses económicos y estratégicas políticas de las principales potencias.
La economía de cara a la pandemia
Para empezar el 2020, nos llega por igual a economías ricas, no muy ricas y pobres, sin tenerlo previsto, una pandemia que nos tiene confinados; consumiendo y produciendo estrictamente lo necesario y con el fantasma de la quiebra de empresas y el desempleo acechando en todo momento. La incertidumbre es el común denominador que todos tenemos pero por otro lado no podemos quedarnos con los brazos cruzados y en la medida que actuemos y tengamos la capacidad de ver hacia adelante con serenidad y analizando muy bien todas las variables, tendremos la posibilidad de salir airosos ante otra crisis más.
Tanto en la Ciudad de México como en Guadalajara, Monterrey, Puebla, Querétaro, León y entre algunas otras de similar tamaño, el embate de la crisis económica se percibe aún más y sobre todo en el micro y pequeñas empresas y en particular, de los distintos sectores que no se consideran como esenciales. Algunos comercios y unidades productivas que caen dentro de esta clasificación han optado por cerrar definitivamente, lo que conlleva al desempleo de sus trabajadores, afectaciones graves en el patrimonio de los dueños de negocios, quienes enfrentan muy pocas posibilidades de diversificarse e incluso de reinventarse. En estos casos, no solamente están en riesgo los activos necesarios para que su negocio funcione, sino las casas en donde habitan con sus familias y más aún, cuando cuentan con créditos hipotecarios que generan gravámenes sobre dichas propiedades.
En casos no tan extremos pero no menos importantes, existen personas que han decidido enfrentar a la crisis con sus negocios abiertos y que a la vez tienen la fortuna de contar con algunos ahorros, producto de su actividad de trabajo de muchos años. Éstos, merecen estar bajo un buen resguardo a la vez de que tengan la posibilidad de generar rendimientos atractivos que incluso, puedan representar ingresos pasivos ante la imposibilidad de que sus negocios puedan tener rentabilidad.
En este momento la protección de tu patrimonio es lo más importante y la puedes lograr de la mejor manera con esquemas que en realidad son muy atractivos, pero que seguramente son conocidos por pocos. En las siguientes partes de esta serie de artículos iremos introduciendo algunas ideas para poder acceder a estas opciones.
